¿Cómo afecta la contaminación a nuestro entorno? El medio ambiente no son solo las plantas, el agua y los animales que vemos. Va mucho más allá y engloba tanto elementos naturales como artificiales interrelacionados y, en ocasiones, modificados por la mano del humano. Los microorganismos, las corrientes de agua y aire o los componentes de la geosfera (partes internas de la Tierra) y la biosfera (zona de la Tierra en la que existe la vida y engloba la atmósfera, la litosfera y la hidrosfera) son sólo un ejemplo de lo que cambia en nuestro entorno.
La contaminación afecta a todos los elementos de la geosfera y la biosfera.
Además, tenemos que sumar, que las acciones del ser humano del siglo XXI no ayudan en nada al bienestar del nuestro planeta. La contaminación del agua con los residuos de los productos químicos, restos industriales o la basura modéstica provocan que la calidad de purificación del agua en niveles ínfimos. El aire también es contaminado por el humo expedido de las industrias, las fábricas o la combustión de los automóviles. Por su parte, los desechos sólidos tóxicos y químicos provocan alteraciones que afectan a todas las especies de seres vivos por igual. Por último, la contaminación acústica que es generada por sonidos excesivos también es influyente en los seres vivos.
Los cambios climáticos producen alteraciones en los sistemas de energías renovables.
Pero, ¿Cómo afectan estos tipos de contaminación a la energía? Pues bien, partiendo del hecho de que a día de hoy existen nueve tipos de energías renovables (eólica, solar, hidráulica o hidroeléctrica, de biomasa o biogás, geotérmica, mareomotriz, undimotriz o la motriz, biotanol y biodiésel) los cambios a nivel de biosfera y geosfera como el calentamiento de la Tierra, las alteraciones climáticas o el aumento del nivel del mar y las sequías cada vez más severas, hacen que estas energías se vean perjudicadas.
Por ejemplo, debido a las grandes sequías las corrientes necesarias para crear energía renovable mareomotriz son menores o incluso inexistentes en algunos rincones y, por lo tanto, los niveles energéticos inferiores. Las olas de calor, por la intensidad de la radiación en las células y módulos, disminuyen la productividad de las placas solares. En el caso de la energía de biomasa, sus calderas emplean combustibles naturales como cáscaras de frutas, huesos de aceitunas o pellets de madera y, sin embargo, las altas temperaturas propician un menor consumo de éstos. Igual sucede con la energía eólica, los cambios climáticos alteran los ritmos de las corrientes de aire y Estados Unidos ya prevé un descenso de ésta de en torno al 3% en los próximos 50 años.
La contaminación y su respectivo cambio climático es el cáncer de la Tierra. Desde Lúmina luchamos día a día por esa energía del futuro, por la energía limpia y renovable. Por la energía que ama la biosfera y la geosfera. Que ama la Tierra y la vida.
Y tú, ¿amas la Tierra y la vida?