Se que dice que solamente quien ha leído Frankenstein sabe que no es el monstruo y que solamente quien la ha entendido sabe que Frankenstein sí que es el monstruo. Sea como fuere, el miedo fue la principal motivación de su autora, Mary Shelley, para crear esta historia en una época en que la experimentación con cadáveres era uno de los grandes espectáculos.
Hoy en día sigue siendo un catálogo de terror, pero, en este caso, de la inteligencia artificial. ¿Quieres saber por qué? Sigue leyendo.
Frankenstein o el miedo a la inteligencia artificial
¿Sabías que más del 30% de los europeos considera que la Inteligencia Artificial (I.A.) es una amenaza para los humanos? Esto es debido a la preocupación por las repercusiones que pueden derivar de ello.
Tanto es así que más de la mitad de la población considera que en unos 10 años habrá menos puestos de trabajo debido a los robots.
Este miedo deriva de cuatro conceptos generales que se presentan como base de un estudio llamado “El Factor Frankenstein: anatomía del Miedo a la Inteligencia Artificial”. Estos cuatro pilares son la pérdida de nuestra cultura y naturaleza, el aislamiento y pérdida de control, vivir una vida sin sentido y, por supuesto, a la posibilidad de que domine al ser humano.
El miedo a la tecnología
Este pánico al nuevo modo de vida o procesos que realizamos trabajando con máquinas es algo frecuente. No todo el mundo está preparado (ni tiene que querer) para meter en su casa un asistente digital como Google Home.
Sin embargo, la parte del cerebro que gestiona el miedo es totalmente natural y todo el mundo la tiene en mayor o menor medida desarrollada. El miedo a la I.A. de 2019 es el mismo que existía en el siglo XIX al ferrocarril, a la electricidad o, incluso ya en el siglo XX, al cine.
Aprender a vivir con las máquinas
Adaptarnos a estas nuevas situaciones es necesario. Pero, recuerda, que todo tiene su parte positiva. Ante la aparición de máquinas siempre habrá un contrapunto distinto.
Los ordenadores eliminan puestos de trabajo manuales… pero hacen la vida más sencilla automatizando procesos. La nevera aumenta la durabilidad de los productos… pero gastan mucha luz. Las bombillas dan luz artificial… pero las bombillas LED te permiten ahorrar.
En Lúmina apostamos por el cambio y por nuestros clientes, ayudándote a que no tengas miedo y logres reducir tu factura.
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