Ha llegado la hora de que el consumidor tome el mando. Desde Lúmina queremos que nuestros clientes estén informados en todo momento de lo que consumen con el objetivo de evitar sorpresas en la factura, y sobre todo ahora que hemos tenido que estar más tiempo en casa y nos hemos dado cuenta de todo lo que consumimos. Por esa razón vamos a hablar de los beneficios que tiene comprar electrodomésticos basándonos en su etiqueta de eficiencia energética.
Los electrodomésticos que están obligados por legislación a llevar esta etiqueta son los frigoríficos y congeladores, las lavadoras, secadoras, lavavajillas, fuentes de luz domésticas, horno eléctrico y aire acondicionado, por lo que si estamos pensando en renovar el que tenemos o comprar uno nuevo debemos tener en cuenta su eficiencia energética.
Es fundamental que a la hora de comparar electrodomésticos que cumplan una misma función no nos dejemos guiar únicamente por el precio, ya que en la mayoría de ocasiones lo barato termina saliendo más caro. Por ello tomando dicha etiqueta como referencia deberemos optar por aquellos electrodomésticos que tengan una alta calidad energética, es decir, la capacidad que tiene una nevera, por ejemplo, para ejecutar sus funciones consumiendo la menor energía posible. Estos productos serán clasificados con una letra, siendo A+++ (verde) los de más alta calidad y siendo G (rojo) los de menos. Además en la misma pegatina podremos ver el consumo energético anual de dicho elemento que nos ayudará también a hacernos una idea del consumo que supondrá ese aparato.
Por tanto aunque la inversión inicial de un electrodoméstico de alta eficiencia sea mucho mayor que uno de baja, a medio-largo plazo, ya que la vida de estos productos se extiende a 10 años, esa inversión será amortizada de manera considerable viéndose claramente reflejada en tu factura. Además de ahorrar, al comprar aparatos con alta eficiencia estaremos contribuyendo con el medio ambiente, ya que estaremos utilizando la energía de forma responsable y sin malgastarla.