Todos los años, tras las fiestas de Navidad y el Año Nuevo, nos llega la fatídica noticia: en enero sube el precio de la luz. A nadie, por desgracia, nos pilla ya por sorpresa… pero ¿sabemos realmente a qué se debe este incremento?
Un mercado mayorista
Lo primero que hay que entender es cómo funciona el mercado de la luz. Las empresas comercializadoras compran la energía que posteriormente llega a nuestras casas, es decir, que posteriormente nosotros compramos. Se trata, por tanto, de un mercado mayorista.
Cada día, se vende y se compra la energía para el día siguiente, y como ya explicamos en alguna ocasión, este precio varía en función de la demanda energética (y obviamente, también de la oferta).
Factores que influyen en el precio de la luz
Lo primero que influye en la tasación del precio de la luz es el tipo de energía de donde provenga. Esto se traduce en que las energías renovables son las más baratas, ya que no necesitan costes para producir electricidad, seguidas por la energía nuclear, y finalmente estarían las energías fósiles (como el gas natural), que son las que tienen los precios más caros.
El segundo factor, y no menos importante, que influye en el precio que pagamos por la luz, es la demanda que hacemos de ésta. Cuanta más luz gastemos, más alta se cotizará y más cara será, con lo cual, los meses más fríos, en los que consumimos más en calefacción, hacen que la luz se encarezca.
Si mezclamos ambos factores, tenemos que estos meses de diciembre y enero la luz es más cara porque: 1. consumimos más y el mercado necesita generar más y 2. el sol y el viento no generan tanta energía y tenemos que tirar de aquellas que son más costosas.
Esto explica brevemente porqué cada enero vemos en las noticias el desmedido aumento del precio de la luz, comparado con el resto del año. Es importante por ello, tener contratada con tu comercializadora una tarifa económica que se ajuste lo máximo posible a tu estilo de vida.